Su objetivo prioritario es la reducción de emisiones vía el ahorro y la gestión eficiente de las instalaciones térmicas en edificios. Para alcanzar dicho objetivo se centra principalmente, en que cada vivienda pague por la calefacción o refrigeración que consume, con la instalación de contadores y repartidores de costes de calefacción y cada usuario conozca sus consumos periódicamente de una forma rápida y fácil, permitiéndole su toma de decisiones orientadas al ahorro.